Hola a todos. Os leo, pero no sabía bien que aportar... En fín.
Jo, qué envidia cuando hablais de los clínics... Tengo ganas de ir a uno, lo poco que he visto lo he hecho en la revista, los trocitos que a veces sacan. La verdad, Pedro, es que transmites un buen rollo que no se olvida, eh? Que sepas que se aprende un montón de tu comunicación...y de la no verbal!!:santo:
Después de la tregua, tengo que decir que cuando te ví en Ponferrada (Ya hace meses. Creo que desde entonces no ha habido día que no haya dedicado unos minutos a recordar aquel concierto) tocando en el concierto de Sabina, me fui a casa, y al día siguente me levanté con ganas de tocar. Recuerdo que me senté, me puse, y por alguna razón, las cosas habían cambiado. Mi postura, mi actitud hacía el instrumento. Todo iba mejor. Siempre he tenido cuando toco una especie de sensación de respeto por el instrumento, como una distancia. O un prejuicio de cómo han de ser las cosas. El caso es que sólo te había visto tocar en vuestro concierto, y al día siguiente aquello no estaba. Por qué? Además, sentí la necesidad de aflojar el pedal de bombo, revisar la afinación, mirar si todo me quedaba a mano para la nueva sensación...
Luego vino la "Nube Negra", por aquello que os conté.
Yo no conozco tu experiencia como oyente, o como alumno, o como alguien que va a disfrutar de cómo tocan otros -como los que aquí entramos-, pero has tenido alguna vez sensación parecida? Parece que una revelación de este estilo es más importante que muchas horas de estudio, porque determinan la filosofía que te predispone para enfrentarte al instrumento. O algo así.
Hemos visto todos a varios baterías, con sus estilos, con sus poses, sus caras, sus manos, sus antebrazos arriba, abajo, rascando suavecito en la caja, con los hombros hacia arriba, hacia abajo, echados hacia adelante, hacia atrás... Todo eso.
¿Qué crees que debemos ver cuando tocamos??
¿Qué puedes decirnos sobre esto? Un saludo, amigos!