Hay mucha polémica, incluso entre políticos, empresarios, economistas- sobre las llamadas fábricas de esclavos o talleres de esclavos, las sweatshops.
En efecto, el ejemplo más típico es el de un país o zona miserable en donde aparece una multinacional, o un proveedor de ésta, y aprovechándose de la mano de obra barata, pagan sueldos miserables e imponen condiciones laborales excesivas y a menudo insalubres, sacando un enorme beneficio económico.
Las historias que se leen son terroríficas: niños de 3 ó 4 años esclavizados, mujeres que orinan en bolsas debajo de la máquina de coser que hay en su puesto, prohibición de hablar o sonreír...
Yo no tengo ni idea -ni vosotros tampoco- de lo que sucede realmente en esos lugares, pero lo que sí podemos hacer es imaginarnos la situación en el día a día, hora tras hora, minuto a minuto. ¿Un taller lleno de gente en donde reina el silencio permanentemente y nadie puede gesticular, con guardianes que se pasan todo ese tiempo rígidos mirando que nadie rompa esa monotonía?
No lo sé, tal vez es posible, pero todo el mundo sabe que las personas, por pura naturaleza, van a trabajar mucho más si se les da un cierto margen, aunque fueran esclavos. Luego está lo de los niños de 4 años: ¿niños de 4 años trabajando 12 horas en un taller? ¿Cómo consigues que un niño de esa edad haga eso durante 12 horas? ¿Y muchos de ellos? No sé, todo tiene un punto como de imaginación descabellada, ¿no? Creer que uno o varios guardianes van a soportar el olor a orina y heces de cientos de personas sudorosas y sucias durante horas y horas no parece demasiado creíble.
Naturalmente, puedo estar perfectamente equivocado, pero esa es mi opinión personal después de documentarme y procesar esos datos en mi cabeza, sacar mis deducciones, mis razonamientos y mis conclusiones, cosa que parece que muy poca gente hace en este hilo.
Por otro lado, los defensores de estas prácticas empresariales sostienen otras tesis: en una familia extremadamente pobre, si un niño de 12 años trabaja eso supone que la familia tiene para comer, y si trabajan más miembros eso significa que pueden acceder a electricidad, a una bicicleta, más tarde a un ciclomotor, etc. Por el contrario, en muchos de esos países, cuando una multinacional ha cerrado el grifo para proteger su imagen ante las protestas de los pijo-progres que compran sus productos y necesitan protestar porque se aburren mucho aunque esa pobre gente les importa una mierda, los niños y niñas trabajadores de esas fábricas suelen verse abocados no sólo a la extrema pobreza de antes y posiblemente a una explotación por parte de otros talleres que no son vigilados ni controlados por multinacionales potentes, sino por empresas que no rinden cuentas a nadie y que cometen todo tipo de anónimos abusos. Eso cuando no son abocados directamente a la prostitucion infantil y la destrucción de sus vidas.
Vuelvo a decir que yo no lo sé, pero lo que sí sé es que en mi propio país, España, mis abuelos comenzaron a trabajar muy jóvenes, mis padres también, y durante horarios y condiciones que hoy consideramos muy abusivas. Primero, este país ofrecía tan sólo mano de obra barata y métodos de producción muy simples, en talleres y fábricas bastante precarios.
Eso permitió no sólo la supervivencia, sino la evolución y la aparición de una clase media capaz de consumir y crearse sus propias iniciativas para proveerse de necesidades, tales como tiendas o pequeñas empresas que primero abastecieron a su mercado interior. Más tarde, algunos fueron capaces de llegar más lejos y décadas después todo aquello parece algo que sucedió hace 1000 años, pero no, es algo que pasaba hace menos de 50.
Abusos y esclavos los ha habido en España y en todas partes. Naturalmente que no está bien. Pero es como ha funcionado siempre. Se parte de un sitio y se llega a otro, en un proceso mejor o peor. Pero lo importante es poder iniciar ese proceso. Luego habrá empresarios hijos de la grandísima puta o empresarios decentes y generosos, como en todas partes los ha habido.
Ahora le está tocando el turno a países miserables, y lo único que podemos hacer es esperar que los responsables de las empresas que allí actúan sean gente lo más decente posible. La hay, ya que algunas multinacionales han sido lo suficientemente valientes como para enfrentarse a las protestas de su clientela y mantener sus fábricas en lugares pobres, ofrenciendo programas de becas y horarios de trabajo compartidos con escuelas técnicas y de alfabetización de sus trabajadores y sus familias. Esto sí que existe, igual que existe lo contrario.
Pero protestar y protestar y protestar, quejarse y sólo quejarse no conduce a nada... Perdón por la longitud del post, pero cuestiones complicadas exigen respuestas complicadas. Ah, y de conformista, nada... Si alguien tiene una idea mejor, que la diga, soy todo oídos... u ojos.