Kmargo dijo:Resultó que al dia siguiente estaba yo con mi novia "de domingo", tiraos en el sofá con media pizza en el estómago y viendo una peli serie triple Z de esas de sobremesa de antena 3, cuando vi la oportunidad: Tenía en el estómago una bola de gases categoría nuclear fermentados con el ron del día anterior (sabéis de qué tipo de olor os hablo ¿no?). Así que recordando la conversación con sus amigas el dia anterior, me levanté y le dije:
"Ostia, se me ha roto el pijama"
"¿A ver?"
Y conforme acercó la cara a menos de 5 centímetros de mi culo le solté un bazookazo que creo que hasta le despeinó. La siguiente escena era ella de pie, roja de ira, insultándome como no lo había hecho nunca, y yo en el suelo retorcido de la risa (típica situación que no quieres, no quieres, pero no puedes parar de descojonarte). Se fue a su casa toda indignada y yo no pude llamarla en todo el dia porque cada vez que lo intentaba me entraba la risa, y no era plan de descojonarme de ella por teléfono tambien.
Tardó como una semana en pasársele la mala ostia, asi que no lo hagais si tenéis aprecio a vuestras novias.
Kmargo dijo:Vamos con otra, en una empresilla de electricidad y chapuzas en general, con un "aprendiz":
Resulta que era el típico aprendiz patoso (llamémosle "Síndrome Urkel"), pero que se esforzaba por quedar bien con sus compañeros del curro y tal. Pues bien, cierto día, se encontraba con un compañero arreglando el cableado del techo en una empresilla. El tipo éste se fue a mear (no recuerdo dónde pero la historia funciona igual sin éste dato) dejando a su compañero sólo en una escalera trasteando cables del techo.
El tipo que estaba en la escalera, notó de repente que tenía un agujero en el bolsillo del pantalón, y que las llaves de la furgo le habían resbalado por la pierna hasta la bota. Para sacarlas, y sin usar las manos, comenzó a agitar la pierna para que las llaves salieran disparadas. Conforme entró en la habitación el aprendiz, y viendo a su colega agitar la pierna con las manos en los cables, pensó que le estaba dando un calambrazo:
Agarró un tablón y le sacudió una ostia que le fisuró una costilla y le dejó varias magulladuras de la ostia desde la escalera. Imagínate la cara del que recibió la ostia
danicci dijo:O tambien me ha pasado alguna vez, y seguro que a alguno de vosotros tambien, saludar a alguien (pero no saludar de "hola", no no, saludar en superlativo), y darte cuenta que el pavo no es quien creías que era.
danicci dijo:Bueno, y tambien para situaciones ridículas, la que nos habrá pasado a todo el mundo:
Estas en un sitio hablando con alguien, y luego, por arte de magia y sin saber porqué, te das cuenta que le estás hablando a un extraño, y él tipo flipando o partiendose el ojal. A mi me ha pasado infinidad de veces.
O tambien me ha pasado alguna vez, y seguro que a alguno de vosotros tambien, saludar a alguien (pero no saludar de "hola", no no, saludar en superlativo), y darte cuenta que el pavo no es quien creías que era.
Barrimore dijo:Joder, pestuzo, qué mal rato debió pasar tu madre! y la cara de la viuda tuvo que ser de postal...
yo tengo otra de pedos:
hace muuuucho tiempo (yo debía tener unos 17 años) yo curraba en un almacén cutre y me pasaba el dia empaquetando cuentos infantiles en una mesa, de esas que son un tablon inmenso montado encima de dos caballetes, colocada de cara a una pared, por lo que me aburría lo indecible.
Un dia, después de endiñarme un peta en el labavo y en el colmo del aburrimiento, despejé la mesa y procedí a tumbarme en ella y levantar las patas para hacer un buen "lanzallamas" con mi mechero y el mega pedo que estaba a punto de soltar.
Cuando estaba absolutamente concentrado en la tarea, con el mechero ya encarado en el lugar oportuno y los ruidos de mis tripas avisando de que el momento llegaba, oí una voz que venia de detras de la mampara que separaba la mesa del resto del almacen: "oye! que hay que llevar...."
Me giré en dirección a la voz y allí estaba la cara del encargado asomando por detras de la mampara con una expresión de incredulidad extrema.
El encargado era un señor de Lleida, de más de 60 años, de los de antes de la guerra, con bastantes malas pulgas y un sentido de la autoridad muy acusado. O sea, un viejo cabrón y cascarrabias.
Se hizo el silencio y nos quedamos mirando unas décimas de segundo.
Justo cuando yo empezaba a esbozar una sonrisa histérico-bobalicona, estalló el "lanzallamas" en todo su esplendor con efecto acústico incluido.
Durante unos segundos no fui capaz de reaccionar (ni él tampoco).
Entonces entró en juego el petardo que me habia fumao antes, y me dió un ataque de risa imparable.
El encargao se marchó sin decir ni mú meneando la cabeza e imagino que pensando en qué era lo que le estaba pasando al mundo y que igual ya le tocaba jubilarse...
Barrimore dijo:Joder, pestuzo, qué mal rato debió pasar tu madre! y la cara de la viuda tuvo que ser de postal...
yo tengo otra de pedos:
hace muuuucho tiempo (yo debía tener unos 17 años) yo curraba en un almacén cutre y me pasaba el dia empaquetando cuentos infantiles en una mesa, de esas que son un tablon inmenso montado encima de dos caballetes, colocada de cara a una pared, por lo que me aburría lo indecible.
Un dia, después de endiñarme un peta en el labavo y en el colmo del aburrimiento, despejé la mesa y procedí a tumbarme en ella y levantar las patas para hacer un buen "lanzallamas" con mi mechero y el mega pedo que estaba a punto de soltar.
Cuando estaba absolutamente concentrado en la tarea, con el mechero ya encarado en el lugar oportuno y los ruidos de mis tripas avisando de que el momento llegaba, oí una voz que venia de detras de la mampara que separaba la mesa del resto del almacen: "oye! que hay que llevar...."
Me giré en dirección a la voz y allí estaba la cara del encargado asomando por detras de la mampara con una expresión de incredulidad extrema.
El encargado era un señor de Lleida, de más de 60 años, de los de antes de la guerra, con bastantes malas pulgas y un sentido de la autoridad muy acusado. O sea, un viejo cabrón y cascarrabias.
Se hizo el silencio y nos quedamos mirando unas décimas de segundo.
Justo cuando yo empezaba a esbozar una sonrisa histérico-bobalicona, estalló el "lanzallamas" en todo su esplendor con efecto acústico incluido.
Durante unos segundos no fui capaz de reaccionar (ni él tampoco).
Entonces entró en juego el petardo que me habia fumao antes, y me dió un ataque de risa imparable.
El encargao se marchó sin decir ni mú meneando la cabeza e imagino que pensando en qué era lo que le estaba pasando al mundo y que igual ya le tocaba jubilarse...