Mira por dónde, voy a meterme en camisas de once varas...
He leído tan sólo la primera y la última páginas, y parece que aquí el único problema es si los catalans som collonuts o si los catalanes son unos cabrones. Y un montón de gente que pide agua, cuánta sed.
Bien, dejadme decir algo sobre nosotros los catalanes: si una cosa somos es civilizados (hablo en general, la manera general de ser, vamos) y también un poco agarraos. Y tenemos memoria, y sabemos hacer cosas, mira, un defecto como otro cualquiera. No digo que los demás no tengan tales virtudes, sólo digo que deberían practicarlas en vez de mirar tanto hacia el norte.
Y hay algo que en el resto de las Españas no se acaba de entender: nos la bufa, es decir, nos da igual. Aquí nadie se va a independizar de nadie, hombre. Aquí lo único que queremos es hacer negocios, tratos, consideración. Todo lo demás es puro masoquismo. No hay más agua que la que hay, y lo del trasvase es una barbaridad, son matemáticas, no hay más. Hay otros métodos, el problema es si se trata de abastecer de agua a campos de golf y urbanizaciones horteras (y esto también se calcula, no se opina) o si se trata de las necesidades básicas.
Los catalanes nos quejamos, claro. Y el resto se queja de nosotros, claro. A los catalanes nos encanta el victimismo, porque nos encanta darnos la razón, tener algo para sentir el propio ombligo, ante una Historia que nos ha jodido mil y una veces y que casi acaba con nuestra cultura y nuestra identidad. ¿Independencia? ¿Pa qué? Nos encanta decir que la queremos, pero no, es mentira, lo que nos gusta es sentir un escozor en el culo que nos impida sentarnos cómodamente en una silla que a muchos les gustaría quitarnos para que nos rompiéramos las narices.
¿Alguien quiere saber cuál es el arma definitiva de las Españas para que no podamos recriminar tantas cosas? Pues está ahí, delante de las narices de cualquiera: dárnoslo todo (es una manera de hablar), darnos tres mil millones de competencias, los impuestos, los putos archivos que son nuestros y de nadie más (eso también se comprueba, no se opina), las piruletas de colores.... ¿Alguien cree realmente que una región tan conservadora y tranquila como Catalunya no haría maravilas por el resto de España si la dejaran tranquila de una puta vez? Si somos los que tenemos la pasta, joder, ya la tenemos, y la tendremos siempre, sólo hay que sumar y restar... ¿Quién tiene la pasta en USA? ¿Washington, una ciudad de tercera? No, la pasta está en NYC, LA, Chicago, Dallas, Boston, San Francisco... ¿Y en Alemania, cuya capital era Bonn hasta hace dos días? ¿Están la Mercedes y la Volkswagen en Berlín o están en Stuttgart? Claro que, entonces muchísima gente se aburriría mortalmente sin pensar que tal vez sería hora de dejar de vivir del cuento y ponerse a desarrollar un país mínimamente serio...
Yo, por mi parte, desearía vivir en Canadá, país lleno de gente pacífica menos el Día de la Foca Sangrienta, donde son más inteligentes y dejan hacer referendums sobre la independencia a una región que es más grande que toda España junta, y les dejan hacerlo una y otra vez, pero el resultado siempre acaba siendo, misteriosamente, de 51 a 49 a favor de Canadá. En Nunavuk (círculo polar Artico) todavía se pueden oír las risas y los chistes provenientes de Toronto...