sigo....
Goodvalley dijo:
Ahora bien, preguntaros todos esto: vivís en uno de los paises más avanzados del mundo, levantado en tan sólo cincuenta años sin prácticamente apoyo alguno, tras un holocausto. Levantado sobre una tierra seca y estéril. Rodeados por países que si pudieran entrarían y os cortarían el cuello a todos, a vosotros y a vuestros hijos. De hecho, ya lo han intentado.
Y habéis conseguido transformar ese pedregal en un vergel, levantar ciudades que no tienen nada que envidiar a las mejores ciudades europeas y norteamericanas. Tenéis los mejores sistemas de regadío del mundo, sois autosuficientes en agua..... en un desierto!!!! Vuestras principales exportaciones son de alta tecnología y biomedicina.
Es cierto que Israel ha construido un oasis enmedio del desierto, pero lo que no es tan claro es a costa de qué y quien.
Sobre eso hay un libro (otro que me gustaría leer algun dia) y es "El Estado Judío" de Theodor Herzl, padre del sionismo. Se publicó en 1896 y pongo un fragmento que es de lo poco que he podido leer:
TEODOR HERZL
EL PLAN
(Del libro El Estado Judío)
"El plan es, en su forma original, extremadamente sencillo y debe serlo si se pretende que lo compren*dan todos.
Se nos debe conceder la soberanía sobre una porción de la superficie de la tierra adecuada a nuestras necesidades y a nuestras justas ambiciones de pueblo: a todo lo demás ya proveeremos nosotros mismos.
La aparición de una nueva soberanía no es ridí*cula ni imposible. Hemos podido presenciar en nues*tros días el otorgamiento de tales derechos a pue*blos que son más pobres y menos cultos y, por con*siguiente, más débiles que nosotros. Los gobiernos de los países afectados por el antisemitismo tienen sumo interés en ayudarnos a obtener la soberanía.
Para esta tarea, sencilla en principio, pero com*plicada en su realización, se crean dos grandes ór*ganos: la Society of Jews y la Jewish Companv.
Lo que la Society of Jews ha preparado científica y políticamente, lo pone en práctica la Jewish Company.
La Jewish Company se encarga de la liquidación de todas las fortunas de los judíos emigrantes y or*ganiza la vida económica en el nuevo país.
Como ya se ha dicho, la emigración de los judíos no debe concebirse como repentina, sino que será un proceso gradual, que durará decenios. Primero irán los más pobres y roturarán la tierra. De acuerdo a un plan preestablecido, construirán caminos, puentes, ferrocarriles y una red telegráfica, regularán los cursos de los ríos y establecerán ellos mis*mos sus hogares. Su labor creará, inevitablemente posibilidades de comercio; el comerció hará surgir mercados, y los mercados atraerán nuevos inmi*grantes hacia el país. Todos llegarán por propia voluntad, por propia cuenta y riesgo. El trabajo que invertimos en la tierra hace subir el valor de la misma. Los judíos no tardarán en darse cuenta de que se ha abierto ante ellos un campo nuevo y duradero, donde pueden desplegar su espíritu empren*dedor, que hasta entonces había sido odiado y des*preciado.
Ahora bien: si se quiere fundar hoy día una na*ción, no hay que hacerlo de la manera que hace mil años fuera la única posible. Seria una insensa*tez regresar a estados de cultura ya superados, cosa que querrían algunos sionistas. Por ejemplo. si tu*viéramos que exterminar a las fieras en determina*do país, no lo haríamos a la manera de los europeos del siglo. No atacaríamos aisladamente a los osos, armados de jabalinas y lanzas, sino que organiza*ríamos una grande y alegre cacería, dando batida a las bestias hasta tenerlas reunidas y entonces les arrojaríamos una bomba de melinita.
Si queremos edificar no construiremos unas de*soladas habitaciones lacustres, sino que edificaremos de la manera que se estila actualmente. Levanta*remos construcciones más atrevidas y más confortables que las conocidas hasta ahora. Porque dispo*nemos de medios que todavía no han existido en la historia.
Nuestras capas económicamente interiores serán seguidas a aquella tierra por las inmediatas superiores. Los que se hallan más cerca de la desespera*ción irán primero. Sus conductores serán nuestros intelectuales medios, que son perseguidos en todas partes y que producimos en exceso.
Este escrito tiene por finalidad someter el pro*blema de la migración de los judíos a una discu*sión general. Pero esto no quiere decir que habría de ser resuelto por medio de una votación. De pro*ceder así, el asunto estaría perdido de antemano El que no quiere adherirse a nuestro movimiento puede quedar donde está. La oposición individual nos es indiferente.
El que quiera marchar con nosotros, que jure nuestra bandera y luche por ella por medio de la palabra, hablada o escrita, y mediante la acción.
Los judíos que aceptan nuestra idea del Estado se agrupan en torno de la Society of Jews. Esta obtiene, de tal mundo, la autoridad necesaria para hablar y negociar ante los gobiernos en nombre de lo judíos. La Society será reconocida -—para decirlo con una analogía tomada del derecho internacional— corno autoridad capaz de constituir un Estado. Y al declarar esto, el Estado ya estaría constituido.
Entonces. si los gobiernos se muestran dispuestos a conceder al pueblo judío la soberanía de algún territorio neutral, la Soctety entablará discusión so*bre el territorio que ha de ser tomado en posesión. Dos países tienen que ser tomados en cuenta: Pa*lestina y la Argentina. En ambos países se han he*cho notables tentativas de colonización, basadas en el principio equivocado de la infiltración paulatina de los judíos. La infiltración tiene que acabar siem*pre mal, pues llega inevitablemente cl instante en que el gobierno, bajo la presión ejercida por la po*blación que se siente amenazada, prohibe la in*migración de judíos. Por consiguiente, la emigra*ción sólo tiene sentido cuando su base es nuestra soberanía garantizada.
La Society of Jews entablará negociaciones con las actuales autoridades supremas del país, y bajo el protectorado de las potencias europeas si a éstas les parece plausible el asunto. Podemos proporcio*nar enormes beneficios al actual gobierno, cargando con una parte de las deudas públicas, construyendo vías de comunicación, que nosotros mismos precisamos, y muchas cosas más, Pero el solo na*cimiento del Estado judío resultará provechoso para los países vecinos, puesto que, en grande como en pequeño, la cultura de una región eleva el valor de las regiones que la rodean.
¿Palestina o la Argentina?
¿A cuál de las dos hay que dar preferencia? La Society tomará lo que se le dé y hacia lo cual se incline la opinión general del pueblo judío. La So*ciety averiguará ambas cosas.
La Argentina es por naturaleza uno de los países más ricos de la tierra, de inmensa superficie, po*blación escasa y clima templado. La República Ar*gentina tendría el mayor interés en cedernos una porción de tierra. La actual infiltración de los judíos ha provocado disgusto: habría que explicar a la Argentina la diferencia radical de la nueva emi*gración judía.
Palestina es nuestra inolvidable patria histórica. El sólo oírla nombrar es para nuestro pueblo un llamamiento poderosamente conmovedor. Si Su Majestad el Sultán nos diera Palestina, nos compro*meteríamos a sanear las finanzas de Turquía. Para Europa formaríamos allí parte integrante del ba*luarte contra el Asia: constituiríamos la vanguardia de la cultura en su lucha contra la barbarle. Como Estado neutral mantendríamos relaciones con toda Europa que, a su vez, tendría que garantizar nuestra existencia. En cuanto a los Santos Lugares de la cristiandad, se podría encontrar una forma de extraterritorialidad, de acuerdo al derecho internacional. Montaríamos una guardia de honor al*rededor de los Santos Lugares, respondiendo con nuestra existencia del cumplimiento de este deber. Tal guardia de honor seria el gran símbolo de la solución del problema judío, después de dieciocho siglos, llenos de sufrimiento para nosotros."
A falta de leer más, se desprende de ahí que, a diferencia del caso de Argentina, no se tiene en cuenta para nada la opinión de la población que ya habitaba Palestina en aquellos años.