Es difícil entender la vida, y creo que mucho más complicado comprender la muerte, porque la vida se va entendiendo mientras uno la recorre, pero en la muerte ni siquiera sabemos si seguimos transitando. ¿Qué es la muerte? ¿Qué sucede con nuestro ser? ¿Cómo puedo entenderla?
La ciencia no puede ayudarme a aclarar mis dudas, su método científico no basta, pues la muerte la experimentamos todos, pero ninguno regresa para poder validar hipótesis alguna. A lo mucho los científicos me dirán que la muerte es la extinción del proceso homeostático, el fin de las funciones biológicas, en otras palabras el fin de la vida, pero no me podrán explicar ¿Qué sucede después que morimos?
Si le planteara esa interrogante a un ateo, lo único que me respondería es que simplemente dejamos de existir, y que no tenemos ningún camino más después que “la Parca” se lleve nuestra vida. Ésta sería una respuesta nihilista y desoladora, puesto que si después de la muerte no hay nada más, entonces en cualquier situación de sufrimiento y desgracia la buscaría para acabar con mi existencia. Sin embargo, si creo en que poseo un cuerpo material y un alma inmortal, siguiendo la concepción del hombre plateada por el dualismo en la Antropología Filosófica, entonces tendré que preguntarme ¿Qué sucederá con mi alma después que muera?
Muchas religiones y filosofías pueden responder la pregunta anterior a través de dogmas, mitos y creencias que dan una explicación y una esperanza a nuestra alma. La escatología es la doctrina parte de la teología que trata de las cosas últimas del mundo y del hombre, destacando el tema de la muerte y buscando la verdad sobre ésta en las reflexiones de cada dogma o filosofía (Escatología Platónica, Cristiana, Islámica, Hinduista, Budista, etc.) En los diálogos del filósofo griego Platón he podido encontrar bastantes reflexiones sobre la naturaleza del alma y la escatología de la muerte. El alma es inmortal, invisible e indestructible (Fedón, argumento de la alternancia 70c-72e; la anámnesis 72e-77e, afinidad del alma con lo invisible 78b-84b), ésta se separa del cuerpo en la muerte, pues el cuerpo es una cárcel para el alma, la cuál se aprisiona más por las pasiones y los deseos, pero se va liberando a través de las virtudes.
Platón a través de mitos expone la idea del alma que sobrevive a la existencia del cuerpo, la presencia de un juicio en el que se reciben premios y castigos según la conducta seguida durante la vida terrena, la elección de una nueva vida y la consecuente encarnación en otro cuerpo mortal. (614b-621d libro X de La República). En conclusión, en Platón obtengo la respuesta que después de la muerte parte de mi ser sigue existiendo, y puede volver a reencarnarse.Por el contrario, en el cristianismo, una de las religiones con más adeptos en el mundo, no existe la reencarnación. Jesucristo entregando su vida venció a la muerte y trajo para el hombre la esperanza de la vida eterna. Así para los cristianos (católicos) al llegar la muerte al hombre, el cuerpo entra en corrupción y el alma es llevada a un “Juicio Particular” con Dios, quién decidirá según su justicia a donde será llevada (cielo, purgatorio o infierno). Cuando llegue el final de los tiempos, por la gracia de la salvación recibida por la muerte de Jesucristo, todas las almas volverán a sus respectivos cuerpos, y todos resucitarán en sus cuerpos glorificados, algunos para la vida eterna, y otros para la condenación perpetua