Es evidente que un médico que trabaja en cualquier lugar de España debe hablar castellano. Si es el mejor traumatólogo del mundo pero sólo habla japonés, pues no, gracias, porque no nos vamos a entender, y además debe haber más traumatólogos buenos y que encima hablen español. Supongo que en eso estamos de acuerdo todos, al menos si hablamos de la admisión de médicos en el sistema sanitario público español. Ok. Yo no sé si un médico, para acceder a una plaza en el sistema de sanidad pública de Catalunya necesita o no demostrar un nivel determinado de catalán. Pero sí sé que los funcionarios sí deben demostrar ese nivel, y estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo por el mismo principio del traumatólogo que he dicho antes. Simplemente, se le exige que, además de español o castellano, sepa hablar catalán. Porque si en el resto de España uno debe poder ser atendido en castellano, pues aquí queremos poder ser atendidos en castellano y en catalán. Vamos a ver, no se pide a nadie que sea catedrático en Física Termonuclear, se pide que entienda un idioma que es sencillísimo de aprender, no jodamos. Cuando en la tele sacan a una abuela de un pueblo perdido de Galicia y la pobre mujer no sabe otro idioma que el galego, nadie se queja, es más, nos parece a todos entrañable y curioso. Y lo que es más curioso, ¡¡¡todos entendemos perfectamente lo que dice!!! ¿Alguien tiene narices a decirme que cualquiera que lleve tres puñeteros meses viviendo por aquí no entiende catalán? ¡Vamos hombre, si los catalanes cambiamos directamente al castellano cuando nuestro interlocutor nos habla en ese idioma, a pesar de saber que lo entiende perfectamente! Son una clara minoría los que no lo hacen, y basta decirles que no se es de por aquí para que hablen castellano. Ahora bien, si uno se empeña en hablar castellano por cojones sin decir nada de su procedencia, pues la verdad, me parece que eso es buscar los cinco pies al gato. Faltaría más que en mi propia tierra no pudiera expresarme de buenas a primeras en mi propio idioma.
Respecto a los carteles, es cierto, la verdad es que creo que deberían estar en los dos idiomas, de hecho creo que deberían estar también en inglés.
Y, respecto a los boicots, tengo una idea: los demás pueden hacernos todos los boicots que quieran. Nosotros, por nuestra parte, podríamos hacer boicots también, a ver quién gana y a ver quién pierde. ¿A que no mola?
A mí no me mola, pero no porque fuéramos a perder precisamente, sino porque lo de los boicots es una barbaridad. Así no se construye un país. Y ya creo haber dicho por aquí que lo que interesa es progresar. Y, sobre todo, trabajar para progresar, y dejar a los demás en paz. Aquí, no nos quejamos de los demás NUNCA. Nos quejamos por lo que consideramos que es nuestro, y los demás se quejan porque consideran que lo nuestro es suyo. Y no, por aquí ya estamos hartitos de que se juegue con nuestra pasta.
Ejemplo claro, clarísimo: las jodidas cercanías de Renfe y el puto aeropuerto. ¿A alguien se le ocurriría poner un aeropuerto de tercera regional en Nueva York? ¿A alguien se le ocurriría dejar que la compañía de trenes de Los Angeles no funcionara NUNCA? Los trenes que tenemos por aquí, unos llamados Ferrocarriles Catalanes, funcionan como un puto reloj, ni un solo problema jamás, salvo alguna excepción rarísima. Lo siento mucho, pero aquí funcionamos. Si en el resto del país no saben funcionar con lo que tienen, pues ellos sabrán por qué, pero queremos tener el derecho de manejar nuestras cositas, con nuestro dinerito y en nuestra lengüecita. En Murcia, hace muchos años, la tierra daba pena. Ahora, es la huerta de España. A eso se le llama espabilar.