Pryce murío en uno de los accidentes más sangrientos de la Fórmula 1. El coche de Zorzi se paró en un lado de la pista, pero dos comisarios que se encontraban al otro lado de la pista decidieron cruzar para apagar el fuego. En ese momento, los coches pilotados por Pryce y Hans-Joachim Stuck aparecieron de repente, uno al lado del otro. El coche de Stuck paso detrás del primer comisario, y cerca del segundo. Pryce no pudo esquivar al segundo, atropellándole a toda velocidad y matándole en el acto. El impacto apenas tuvo consecuencias para el coche de Pryce, dañando sólo el alerón delantero. Pero el extintor del comisario, de 9 kilos, golpeó violantemente la cabeza de Pryce, rompiéndole el casco y aplastándole el cráneo, matándole inmediatamente. El coche de Pryce continuó avanzando a gran velocidad, al quedarse el pie de Pryce atasacado en el acelerador, al llegar a la curva, fue desacelerando y girando ligeramente a la derecha. Jacques Laffite, que no estaba seguro de lo que estaba pasando, tomó la curva por la interior creyendo que Pryce le esquivaria, entonces el coche de Pryce, en la grava, regresó al trazado golpeando al Ligier de Laffite, eliminándole de la prueba, pero sin consecuencias para él.