He pillado unos cuantos extractos que pueden ser muy interesantes para algunos.
EL NUEVO PARADIGMA (Parte I) Por Roderiko Mendieta
LA FÍSICA MODERNA CRUZA EL UMBRAL.
En la alborada del nuevo milenio, un recuento cuidadoso de los más descollantes trabajos realizados por los científicos contemporáneos de vanguardia en campos tales como la física cuántica, la psicología cognoscitiva, la astrofísica y la inteligencia artificial, nos lleva a la conclusión inevitable de que la ciencia experimental así como la teórica, están avanzando rápida e inexorablemente hacia un revolucionario cambio de paradigma. Esto quiere decir que nuestra visión del universo que habitamos, así como de la naturaleza de la vida en todas sus manifestaciones y nuestra concepción del origen y propósito de las cosas, están a punto de experimentar un giro fundamental.
Atrás ha quedado la visión mecanicista del universo newtoniano de tres únicas dimensiones para dar paso a las nuevas concepciones del universo como un todo multidimensional, donde la materia en apariencia "sólida" que forma el universo físico que podemos percibir, es apenas una entre muchas modalidades de manifestación de la energía cósmica. Einstein ya había ensanchado los horizontes del universo al sugerir que el Tiempo no es una constante, sino una variable, es decir, que el flujo lineal del tiempo tal y como lo percibimos, donde los eventos del pasado son irrescatables, el presente es un inaprensible tic del reloj, y el futuro es el reino insondable del devenir, es, de igual manera, tan solo una modalidad de percepción típica de nuestra 3ra. dimensión: ahora se habla del "eterno presente" y de la "simultaneidad de todos los eventos", teorías que explican el tiempo en función de la consciencia y de la densidad del medio dentro del que la consciencia se encuentre operando.
Einstein también revolucionó nuestra antigua concepción newtoniana del Espacio como un vacío absoluto, y lo conceptualizó más bien en términos de una malla elástica, que de alguna manera retomaba y ampliaba el concepto de "éter" de los antiguos. Posteriores observaciones de fenómenos paradójicos como el de que, cuando una estrella pasa detrás de otra, la luz proveniente de la estrella posterior, lejos de quedar cubierta, es aún visible, pudieron ser explicados satisfactoriamente gracias al modelo de Einstein: este ya había deducido que el campo gravitacional de la estrella del frente es tan poderoso que inclusive "curvea" el espacio que hay a su alrededor, obligando a cualquier cosa que viaje a través de ese espacio (incluyendo a la luz) a trazar una trayectoria curva. En conclusión, el espacio no es un vacío inerte, como se presumía, sino que está lleno de una sustancia inconcebiblemente tenue (más tenue aún que el más tenue de los gases conocidos) y que es susceptible de vibrar como cualquier otro medio, igual que se pliega el agua para propagar una ola.
Posteriormente Kaluza y Klein introdujeron la teoría de que el universo podría tener más dimensiones espaciales que las tres que nos son familiares (anchura, altura y profundidad), con lo cual resultaría obvio pensar que nuestros sentidos de la percepción tienen alcances muy limitados, de la misma manera que es un hecho científicamente comprobado que nuestros ojos solo son capaces de percibir las ondas pertenecientes a un pequeñísimo rango del espectro de las frecuencias.
La teoría de los Superfilamentos, que básicamente indica que el universo entero está formado por una red intrincada y sutil de filamentos extremadamente delgados en constante movimiento de vibración (como las cuerdas de una guitarra) que conducen una energía universal que se arremolina en forma de nodos o "vórtices" en los puntos donde se intersectan, y que estos filamentos son la tela de la que están formadas todas las cosas que existen, no solamente en la 3ra. dimensión, sino también en todas las otras dimensiones, es un concepto revolucionario que gana terreno a enormes zancadas y se anuncia en los más importantes círculos académicos como la nueva Revolución Cosmogónica: la panacea conceptual que cuenta con las mejores probabilidades de armonizar nuevamente los mundos de las partículas subatómicas (el reino de lo infinitesimalmente pequeño) y de las masivas estructuras del cosmos (el reino de lo infinitesimalmente grande), hasta ahora irreconciliablemente separados por una brecha de paradojas insolubles. Como explica Brian Greene de la Universidad Cornell, "La teoría de los Superfilamentos soluciona el más enigmático de los problemas de la física teórica en el siglo XX: la incompatibilidad matemática entre los fundamentos de la mecánica cuántica y de la Teoría General de la Relatividad" (Greene, "Superstring Theory",
http://www.lassp.cornell.edu). Lo que esto quiere decir es que hasta ahora parecía que el mundo de las partículas cuánticas estaba gobernado por un cuerpo de leyes científicas distintas a las del mundo de las estructuras macroscópicas, puesto que permitía la aparición de fenómenos paradójicos observados en condiciones de laboratorio tales como el que una misma partícula podía estar ocupando dos lugares diferentes en el espacio, a un mismo tiempo, o que una partícula atómica podía comportarse a la vez como partícula y como onda energética, fenómenos inéditos y totalmente reñidos con los preceptos que gobiernan los eventos del universo newtoniano. La obra "Hiperespacio" del físico Michio Kaku suministra una elaborada prueba matemática que sustenta la teoría de los superfilamentos, a la vez que expone la necesidad de que más dimensiones coexistan con la familiar 3ra. dimensión que percibimos.
En última instancia, esta épica exploración de los confines de la realidad al filo del segundo milenio ha llevado a los científicos a tres conclusiones generales: primero, que el universo es enormemente más basto de lo que nuestros sentidos nos sugieren y que comprende un número adicional de dimensiones que se interpenetran unas a otras; segundo, que los objetos sólidos que componen todo la realidad física son un conglomerado de vórtices de energía enlazados unos a otros para formar la ilusión de la solidez. La física atómica ya había revelado la paradójica naturaleza de la así llamada "materia sólida" al indicar que los átomos son campos energéticos de forma más o menos globular, compuestos en su mayor parte por espacio "vacío", nubes de electrones girando a velocidades pasmosas alrededor de un diminuto núcleo de protones y neutrones, que hasta hace algunos años se consideraba como compuesto de materia sólida puntual, pero que ahora cada vez más se tiene la sospecha de que no es sino otro conglomerado de vórtices de energía; y la tercera conclusión, que la nueva visión de la realidad de las cosas guarda una curiosa y desconcertante similitud con las crónicas relativas a las percepciones del cosmos y la realidad subyacente contenidas dentro de las cosmogonías de las más diversas culturas del orbe, registradas desde la más remota antigüedad.
Esta correspondencia ya había sido descubierta por el físico Fritjoff Capra en su obra de 1975 "El Tao de la Física", donde anuda el lazo que finalmente une en matrimonio indisoluble a la más avanzada ciencia occidental con la más antigua mística oriental. Entre los paralelos asombrosos entre ambos sistemas que observa Capra, están los "límites de la objetividad", la ilusión de la materia, la unidad del universo, y la interrelación de todas las cosas que existen. Así, cuando la física moderna habla de que el universo se expande por efecto de una serie de pulsaciones centrífugas a partir de un punto infinitamente denso o "singularidad", los antiguos Hindúes se refieren a esta pulsación como Brahman, el aliento creador del universo. Citando a David Wilcock: "Lo que en realidad pulsa tanto hacia afuera como hacia adentro es un número teóricamente infinito de superfilamentos. Estos superfilamentos no pulsan simplemente en una línea recta. Por el contrario, viajan en espirales, las estructuras fundamentales a través de la que ocurre toda forma de crecimiento" (David Wilcock, "Convergence", Ascensión2000.com).
LA TELA DEL COSMOS.
De acuerdo a esta nueva visión, la última realidad de todas las cosas debe encontrarse no en la materia, que es ilusoria y contingente, sino en una energía "cósmica" organizada de manera inteligente según patrones geométricos que conforman lo que Bruce Cathie ha bautizado la "Red de Energía" a una escala universal, compuesta por líneas de flujo, por un lado, y "nodos" o vórtices de energía incrementada localizados allí donde las líneas se intersectan y organizados en patrones similares a las estructuras de los cristales. En los nodos, la energía se "encrespa" y gira en vórtices que Greene describe como "diminutos bucles cerrados" que adoptan la apariencia, para todo efecto práctico, de una partícula elemental.
La sensación de solidez que al tacto presentan los objetos en la 3ra. dimensión proviene del efecto acumulado de los campos electromagnéticos generados por el torbellino de energía en bucle cerrado, de manera que cuando tocamos un objeto sólido, como una piedra, por ejemplo, nuestra mano es repelida por un conglomerado de campos electromagnéticos similares a los que hay alrededor de un magneto de refrigeradora, para crear la ilusión de solidez y materia.