JOJOJOJO, Jordi, qué bueno... y real como la vida misma. Nunca hay que llegar a la cuchilla, máquina al 1 y vas que te matas...
Porque llega ese inquietante momento en que te has pasado con la cuchilla y un pelo se te ha enquistado... y crece, crece y sigue creciendo en el interior de la piel del huevín, creando como una montañita que no queda muy bien ahí enmedio... En unos días, empiezas a pensar en cirujanos, bisturís acercándose a zonas muy delicadas y cosas raras de esas, hasta que decides petarte eso -con dos cojones, nunca mejor dicho- en la intimidad de tu lavabo, y empiezan a salir líquidos de lo más asqueroso de diversos colores, y ese pelo que se niega a salir de allí, y tú apretándote el huevo y acordándote de la madre del señor Gillette.
No os digo nada si habéis decidido aplicar la Gillette, rollo detallista, a esos pocos pelos que crecen a los lados de vuestro mejor amiguito... Qué grima, ¿eh?