carlesoffilth dijo:Y la leyenda que dice que si estás todo el día.......
Te quedas ciego y te salen granos....
mentiraaa yo he visto a Ander y a no ser que su esteticien sea un maquina no se le nota nada....
carlesoffilth dijo:Y la leyenda que dice que si estás todo el día.......
Te quedas ciego y te salen granos....
Nupredator dijo:mentiraaa yo he visto a Ander y a no ser que su esteticien sea un maquina no se le nota nada....
DITO dijo:en que pueblo o ciudad de España NO existe la leyenda del tio que se queda enganchado en la puerta del cementerio y se muere de miedo pensando que lo cogian los muertos...
es un clasico de nuestra geografia.
DITO dijo:En Valencia la cuentan de que un pastor apacentaba sus ovejas cuando al verse sorprendido por la noche,decide pasarla al rasero de la pared del cementerio.
Al rato, se despierta asustado por unos ruidos que parecen provenir de detras de la valla del cementerio...El hombre,acostumbrado a pasar noches y noches sin mas compañia que la de su perro y bajo la luz de la luna,reacciona pensando en el bienestar de sus animales por si algun peligro las acechaba..
Se levanto y fue a ver donde los animales cuando al pasar por la puerta del cementerio,noto que le agarraban por detras...
El hombre,espantado,no se atrevio a moverse,ni siquiera pudo articular ni un sonido.el horror empezo a apoderarse de el,la sangre se le helaba en las venas....
Al dia siguente,el guarda del cementerio encontro al pastor muerto enrredado en unos zarzales que se le habia enganchado al zurron...
En la zona de Andalucia (mas concretamente en Jaen) el pastor es un sastre que va de un cortijo a otro cuando le sorprende la noche y el hombre al pasar por el cementerio nota que le agarran por detras y pasmado de miedo paso la noche rezando hasta que las primeras luces del amanecer le revelan que ha estado toda la noche enganchado a las ramas de un zarza...
El hombre,envalentonado,saca las tijeras de sastre de la mochila y le da un tajo a la zarza diciendoOR QUE ES UNA ZARZA ,POR QUE SI ES UN MUERTO,TAMBIEN LO HAGO...
En fin...asi las he oido por la parte de Cuenca,Ciudad Real,Murcia... y un monton de sitios mas
colorin colorado.....
carlesoffilth dijo:Gran leyenda urbana la que comentas batakazo.
Empezado por batakazo
Más bien leyenda rural
Empezado por batakazo
¿no habéis llevado a vuestros primos de la ciudad a cazar gamusinos cuando os visitaban en el pueblo?
Batakazo dijo:Esta va para Padomon:
En Galicia, cuenta la leyenda, que por las noches un grupo de ánimas en pena recorren los vericuetos de los umbríos y húmedos bosques gallegos, caminando en silencio y con el rostro oculto; quien se encuentre con ellos puede estar seguro que pronto se unirá al grupo, porque su muerte está cerca...
A esa lúgrube procesión se la conoce como...
... la Santa Compaña...
calamidad dijo:La historia es asi: Blind Maiden
Tal vez se trate solo de eso,de una nueva Leyenda Urbana,pero de no ser así, nos encontraríamos ante un suceso escalofriantemente desconcertante que nos llevaría,una vez más, a la terrible conclusión de que no existen límites ni fronteras para el horror.Un horror que se adapta camaleónicamente a los tiempos y se vale de todos sus eventos para manifestarse ante nosotros. Son muchos los que cuentan haber entrado en una página web llamada www.blindmaiden.com (blind maiden significa doncella ciega).
Normalmente,si pretendes acceder a ella,por más que lo intentes tu explorador no te lo permitirá (error 404 - No encontrado) ya que para hacerlo deberás cumplir tres condiciones:
1 - Encontrarte completamente solo
2 - Hacerlo exactamente en la medianoche de un día sin luna, y
3 - Tener apagadas todas las luces de la casa.
Entonces,solo entonces se te permitirá el acceso. Una vez dentro, enseguida tras un impactante viaje por las imágenes que ofrece,sin necesidad de que nadie te explique nada, comprenderás,como dice el slogan de presentación de la página,que estarás ante una experiencia real de horror absoluto'.
Tendrás que emplear tus cincos sentidos y poner especial cuidado en no clicquear,ni por error,el botón de Aceptar en participar activamente en la experiencia.
Si asi lo hicieses seria tu fin y quedarías transformado en una imagen más del amplio archivo de incautos que,antes que tu,osaron,tal vez incrédulos,tal vez curiosos,a probar esta experiencia.Pero ¿que es lo que se supone que ocurre una vez que haces clic sobre aquel botón?
Para tu sorpresa y horror observarás en tu monitor como una siniestra silueta se pasea... por tu propia casa!!!
Querrás despertar de lo que desearás que sea una pesadilla cuando veas como ese espectro se acerca y entra en la misma habitación en la que te encuentras... te verás en tu monitor a ti mismo,de espaldas...entonces sentirás su presencia detrás de ti... te girarás no pudiéndolo soportar más y... lo último que verás,antes de morir,será el rostro de la doncella ciega que,despiadadamente te arrancará los ojos...
¿Te atreves a comprobarlo?¿Se trata de una Leyenda Urbana,un montaje?,o una terrible realidad... Hasta ahi parece un mito mas de los tantos que hay dando vuelta.
snot dijo:lo que yo nunca entendi de estas historias es como se saben si se supone que en todas muere al que le pasa
Kmargo dijo:A mi las leyendas gallegas que me molan son las que acaban poniéndose hasta el ojete de queimada
pestuzo dijo:no puedo creerme que ninguno lo comenteis, y mas haciendo referencia directa a nosotros, bateristas de pro...
la leyenda es la que dice que no sabemos mantener el tiempo de las canciones, que nos aceleramos y tal... , o era que si sabemos mantenerlo??? en fin, no se...
Kmargo dijo:Eso no es una leyenda pestu... es un hecho contrastado
Como todo el mundo, había escuchado decenas de historias que tenían por protagonista a una “chica de la curva”. La que más se repetía hablaba de una pareja que viajaba en coche durante una noche lluviosa y recogía en la carretera a una autoestopista, la cual pasaba a acomodarse en el asiento trasero. Durante el viaje, esta decía en un momento dado: “Tened cuidado con la próxima curva: yo me mate ahí”, y cuando el conductor y su acompañante miraban hacia atrás sorprendidos por tal comentario la autoestopista ya no se encontraba a bordo.
Yo también conocí a una “chica de la curva”, pero mi historia es bien distinta.
Si, sucedió durante una tarde fría y lluviosa. Viajaba hacia el pueblo de mis padres para pasar el fin de semana con ellos: un pequeño pueblecito perdido entre las montañas al que se accede mediante una sinuosa carretera rural, generosa en curvas y fuertes pendientes. Conducía con cuidado, pues las condiciones climáticas, el mal estado del asfalto y el serpenteante trazado así lo requerían. “Un buen día para sufrir un accidente”, pensé aburrido cuando ya había recorrido casi la mitad del trayecto. Minutos después de tener aquel premonitorio pensamiento, apareció en una curva cerrada.
Estaba de pie en mitad de la calzada; tenia casi todo el cuerpo manchado de sangre y agitaba los brazos pidiéndome que parara. Tuve que pegar un frenazo para no atropellarla. El coche se deslizo algunos metros sobre el asfalto hasta detenerse prácticamente frente a ella. Cuando baje, con el corazón enloquecido por el susto, le pregunte que le pasaba. Ella me agarro por los antebrazos con sus ensangrentadas manos y me suplico angustiada: “Mi novio esta en el fondo del barranco. Sálvalo, por favor”.
Mire hacia mi izquierda, al fondo del barranco; vi un vehículo estrellado de frente contra una gran piedra que descansaba junto al cauce del riachuelo. Aunque en aquella carretera era imposible circular a mucha velocidad, por el estado que presentaba la parte frontal de la carrocería supuse que el impacto había sido bastante fuerte. Seguramente, el vehículo se salio de la curva a no mucha velocidad, pero se acelero al deslizarse por la empinada pendiente del barranco. Milagrosamente, no había volcado y rodado, aunque eso mismo propicio el violento choque frontal. A veces no se sabe que puede ser peor.
Baje con cuidado el talud de la carretera y después, un poco mas deprisa, los metros que le seguían hasta el fondo del barranco. Una vez llegue al coche, me encontré en el asiento del conductor a un hombre consciente que sangraba por toda la cara: se había golpeado contra el volante. Junto a el, en el otro asiento delantero, se hallaba una mujer inmóvil, con el pecho descansando sobre el cinturón de seguridad y la cabeza inclinada hacia delante. Trate de abrir la puerta del asiento del conductor pero esta se resistía: el impacto contra la piedra había dañado el sistema de apertura. Lo intente con insistencia, propinándole fuertes golpes a la cerradura mientras accionaba el tirador. Cuando empezaba a considerar la idea de sacar a aquel hombre a través de la ventanilla, el sistema respondió, abriéndose la puerta. A continuación, le quite el cinturón de seguridad al accidentado y lo saque fuera del vehículo arrastrándolo por los hombros. Lo tumbe en la tierra y le pregunte: “¿Estas bien?”. No me respondió, pues se limitaba a intentar respirar correctamente: parecía tener las vías respiratorias encharcadas de sangre. Lo único que hizo fue señalarme el coche con el dedo.
Entendí que quería que sacara a su compañera de viaje, luego me acerque rápidamente hasta el asiento del acompañante. De nuevo, tuve problemas al intentar abrir la puerta. Golpee con insistencia la cerradura, a la vez que lanzaba fugaces miradas hacia la mujer tratando de adivinar si aun seguía viva… hasta que me paralizo la sensación de estar viendo un rostro conocido. Acto seguido, subí la vista hacia la carretera, buscando a la joven que me había obligado a detenerme… No andaba allá arriba. Mire otra vez a la mujer del coche y entonces me di cuenta: era ella. Si, la misma que me había parado minutos antes… y a todas luces estaba muerta, pues su pecho no se movía lo mas mínimo.
Espantado, di unos pasos hacia atrás, alejándome del vehículo. Después, alce las manos y pude contemplar horrorizado las manchas de sangre que la muerta, arriba en la curva, había dejado sobre mis antebrazos al agarrarme para pedirme que salvara a su novio. Presa del pánico, saque como pude mi móvil del bolsillo del pantalón para llamar a la Guardia Civil: ya no podía hacer nada más por mi mismo, entre otras cosas, porque me temblaba todo el cuerpo.