Lo guapo que tienen los gatos es que son autónomos y no creen en absoluto que tú seas su jefe. Tú, naturalmente, eres la criada, que se ocupa de limpiar su lavabo, poner comida y agua, y alguien que les proporciona calor y caricias.
Pero lo que suele importarles realmente es el lugar donde viven, no con quién viven. Trasladar a un gato de un lugar a otro constantemente suele ser muy estresante para ellos, necesitan controlar y supervisar lo que ellos consideran su territorio. Son animales de costumbres, y les encanta seguir un horario fijo, seguir un orden diario y que se les deje a su aire. Entienden perfectamente que algo les está prohibido, pero siempre intentarán superar esa prohibición, son así de chulos.
Mucha gente los prefiere a los perros, porque estos suelen necesitar atención y juegos constantes. Los gatos tan sóo quieren tu compañía.
Yo creo que es bueno darles un poco de caña desde pequeños, educarlos. Mi primer gato se llama Chinaski, y como lo dejaba demasiadas horas solo, le busqué a una compañera un año después. Es decir, ella era prácticamente un bebé y él tenía un año cuando se conocieron. Chinaski estaba muy acostumbrado a que aquello era "su" casa, y no sabíamos cómo reaccionaría al ver a un gatito por ahí. El chico tenía las cosas muy claras, ya que cuando hacía alguna trastada, lo encerrábamos un rato en el lavabo -un rato, nada de horas-. Sin crueldades, pero sin tonterías. Poco a poco, ya no necesitamos hacer eso. A veces, me lo llevaba en brazos a pedir una pizza, y los de la pizzeria ya lo conocían. Esto se acabó cuando decidió saltar y mientras lo perseguía casi lo atropella un coche.
Bueno, a lo que iba: cuando lo llamamos y dejamos en el suelo ante él a la gatita, Chinaski la miró y enseguida se puso a dar vueltas a su alrededor y a hacerle un discurso. Sí, como lo leéis, un discurso. No paró de sermonearla hasta pasados unos cinco minutos, y la gatita lo miraba atentamente. Obviamente la estaba informando de que ahí el jefe era él, que cuidadín con pasarse y que el primero que bebía y comía era él. Éramos cinco personas absolutamente pasmadas viendo como realmente parecía que aquello era un monólogo. Acto seguido se irguió muy digno y enfiló hacia el lavabo, todo muy digno, y Janis detrás, esperando que le hiciera la ruta turística por la casa.
A día de hoy, ambos viven felices en la torre de mis padres, acompañados por una perraza -cruce de pastor alemán y mastín del pirineo- a la que tuvieron aterrorizada bastante tiempo, pero con la que prácticamente sólo les falta actualmente irse de fiesta juntos y pedirnos pasta.
P.D.: El pasatiempo favorito de Janis es cazar lagartijas y pájaros a quienes tortura cruelmente, y llamarnos histérica para que veamos el tamaño de la nueva pieza que se ha cobrado. Buena chica, adorable...