Y con esto acabo:
Ya me animé un poco más.
Me apartaron el splash de 9" y entonces pedí empezar a probar rides.
Maldito momento. La sensación de que te vayan pasando platos y platos y platos y platos y platos y platos y más platos y platos de verdad que es desconcertante.
Mi presupuesto no era muy boyante (típico en un estudiante universitario, vamos), así que probé un montón de rides de gama media.
Llegó un momento en que ya los oía todos igual, sinceramente.
El señor me iba pasando rides, yo los tocaba y los poníamos de nuevo con los demás platos (si no me gustaban) o los dejábamos a parte.
Al final se me juntaron otra vez los 7 u 8 rides que más me gustaron y... vuelve a escoger plato... Realmente agotador...
:roll:
Al final me decidí por un
Alchemy Ride de 20", que me quedó muy pero que muy bien de precio.
Se me acababa la pasta y tenía claro que quería un china. No podía volver a Reus sin un china de aquellos que suenan como un splash grandioso, pero sin agobiarme ni por el sustain ni por el volumen.
Eso fue coser y cantar.
Le expliqué lo que quería al jefe, y me pasó un china de cada pulgada, desde las 14" hasta las 18" (ya le dije que más grande que eso no, please) y fue escuchar el de 15" y oír "
Jooooooordi... cómprameeeeeee.....".
Así que decisión tomada. Ya tenía tres platitos con una firma cada uno.
El dueño me explicó que todo el proceso es manual, y que el obrero que se encarga de cada plato luego lo firma, de modo que luego me fijé y tengo dos platos firmados por uno y el otro firmado por otra persona. Curioso cuanto menos.
Me hubiese encantado pillar más platos, pero no tenía pasta ni tampoco tenía muy claro qué podría pasarme en el aeropuerto. A ver si al final tanta historia para que en la aduana me dijesen que nanai, que los platos son patrimonio cultural turco y que yo me iba pero ellos se quedaban... así que entonces empezó el regateo... intenté sacarles algún regalito, pero me costó mucho, mucho. Parecían catalanes, los muy turcos. Al fin y al cabo, son una estirpe de negociantes, con lo que tenía todas las de perder.
Les pedí una funda para platos y me ofrecieron una de
Istanbul-Agop (la marca de los platos que escogí), que intenté sacarles por el morro, pero no hubo forma. No sé si me costó 1 o 2 mil pesetas... tengo muy mala memoria para los precios, pero yo tenía claro que algo tenía que llevarme gratis, así que al final conseguí que me obsequiaran con unas pegatinas de
Istanbul , de las cuales
regalaré una al primero que reponda a este post.
También me dieron dos catálogos, de los que os colgaré una selección al final del relato.
La hora de irme ya se acercaba.
Desafortunadamente en el año 99 no había cámaras digitales, así que como habéis visto pude sacar muy pocas fotos. Al bajar las escaleras y ver la fábrica de nuevo le pedí al señor Istanbul que me hiciese una última foto con las maquinuchas de tornear platos, que aquí os cuelgo (ya llevo mi bolsa
Istanbul - Agop colgada y una cara de éxtasis evidente):
(Observad el bronce líquido incandescente reflejado en la ventana)
Me hice la foto, me despedí de todos.
Parecía un japonés, dando la mano a todo el mundo, casi reverenciándoles.
Finalmente me acompañaron a la puerta, salí, la cerraron, bajé los peldaños, y me quedé allí pasmado, frente al edificio, un buen rato.
En un minuto me pasó por la cabeza todo el proceso: desde que en la facultatd escogimos Istambul como destino hasta que de repente se me encendió la luz de que allí igual encontraría platos, la odisea de encontrar la fábrica, el ver todo el proceso de fabricación en directo...
De repente me repuse. Estaba en medio de un barrio no muy acogedor, con cara de flipe.
Pero tenía claro que al fin y al cabo ya nada malo podría pasarme.
Así que reaccioné, me sequé la lágrima que me resbalaba por la mejilla y me fui de nuevo hacia la estación de tren.
FIN DE LA HISTORIA.
Ahora os cuelgo unas imágenes de los catálogos.
En el de
ISTANBUL AGOP tenéis a los dos hermanos que regentan la fábrica. El que me atendió es el que va de negro:
Y este es el catálogo de
ISTANBUL MEHMET:
¡S'acabó!