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Pues yo no tenía ni pensado bajar, pero salí con la idea de "dar una vueltilla" y cuando me quise dar cuenta estaba desayunando los churros. Eso sí, no me disfracé, no me emborraché, no estuve en plan lata de sardinas y no me timaron en ningún pub. Fue una noche divertida, como un buen sábado pero con más borrachos por la calle.