No lo permitiría tío, un destornillador en una mano y en la otra una birra bien fría, eso ya sería otra cosa, que clase de anfitrión crees que soy.
Otra cosa que se me olvidaba, muy importante recordar la letra, el número y el color de la plaza donde hayas aparcado. Lo aparqué nada más llegar y me fijé, pero luego vi que estaba más bien lejos de la entrada y lo moví para tenerlo más accesible, ahí ya se me fue la pinza.
Estuve media hora de reloj buscando la furgona cargando con los paquetazos en el puto carrito, llegué a pensar que me la habían sustraído o "susllevado" más bien. Estaba tan seguro que aparqué en la primera planta, que ni se me pasó por la cabeza bajar a la segunda, efectivamente, allí estaba, en la jodida segunda planta. Vamos, en mi línea, como lo de la Esgaravita, con Surko, que llegó casi para cobrar la jubilación.