Bueno, ya va siendo hora de rendir homenaje a uno de los mejores...
A menudo, nos vemos cegados por la velocidad, la cuestión de la técnica entendida como habilidad extrema, incluso por lo llamativo del estilo musical en que tal o cual baterista ejerce; es evidente que cualquier estilo metalero o sucedáneos son en principio más atractivos, más espectaculares, ofrecen un plus de potencia y oportunidades de lucimiento que son un caramelo fácil e irresistible... y también demasiado evidentes.
Por el contrario, lenguajes como el jazz, el latin o la fusión son a menudo terreno pantanoso donde demasiado a menudo la incultura musical -o simplemente la falta de costumbre del oído o la megainfluencia del 4/4 del pop-rock que hemos ido oyendo de pequeños- nos priva de un buen entendimiento. Y es entonces cuando se nos hace difícil, incomprensible y hermético, casi inalcanzable salvo para verdaderos aficionados a esos géneros... Alucinamos con lo que vemos y oímos, pero es demasiado... complicado.
Todo esto viene a cuento porque recomiendo a todo el mundo que eche un ojo o dos a un gran desconocido que debería ser mucho más admirado y reconocido: el gran -enorme- Carter Beauford.
Baterista de la Dave Matthews Band -una banda cuyo género pop-rock-fusión más bien suave y amable no es demasiado digerible para los gustos mainstream europeos-, su estilo se basa en algo tan sencillo como preciado: el feeling.
Deudor de algunos de los grandes -especialmente de Dennis Chambers, Billy Cobham, Tony Williams, por citar algunos-, consigue un marcado carácter propio dotando a las canciones del señor Matthews con auténticas lecciones bateriles. Para haceros una idea, es una especie de equivalente -pero bastante mejor- a la aportación rítmica que hace Gavin Harrison a Porcupine Tree (salvando las distancias). Equipa y mejora los temas de su jefe introduciendo matices y quiebros espeluznantes pero, ante todo, finos y elegantes. Y sin embargo, asustan...
Asusta ver con qué naturalidad ejecuta single rolls a toda pastilla en lugares insospechados, con semicorcheas y fusas en ternario, cómo rompe secuencias de hi-hat, cómo vuela su regordeta mano derecha por todos los toms en una especie de roll de toms roto y rapidísimo, mientras su izquierda controla el groove con el ride o el charles.
Porque otro espectáculo es contemplar su técnica de ejecución abierta, con dos rides a la izquierda, habiendo adquirido una ambidextralidad impresionante en un baterista diestro.
Y esa tranquilidad que impone y ese toque nunca pesado y siempre ligero. En fin, ya paro que parece que esté enamorado. Lo dicho, Carter Beauford, un baterista todo-terreno del cual podríamos aprender muchísimo, y que domina un montón de palos: pop, jazz, funk, rock, latin... y siempre sorprendiendo con trucos muy efectivos y bien pensados.
Me he visto obligado a escribir esto mientras contemplaba el DVD "Making Music", que grabó junto a su amigo el super-bajista Victor Wooten, un monstruo de las cuatro, cinco y seis cuerdas gordas. Impresionante, no se cortan un pelo a la hora de mostrar ensayos, errores, correcciones y coñas varias. Interesantísimo, hacedme caso, Carter Beauford merece que le echéis un vistazo. También están sus dos DVD's instructivos "Under the table and drumming I y II".
A menudo, nos vemos cegados por la velocidad, la cuestión de la técnica entendida como habilidad extrema, incluso por lo llamativo del estilo musical en que tal o cual baterista ejerce; es evidente que cualquier estilo metalero o sucedáneos son en principio más atractivos, más espectaculares, ofrecen un plus de potencia y oportunidades de lucimiento que son un caramelo fácil e irresistible... y también demasiado evidentes.
Por el contrario, lenguajes como el jazz, el latin o la fusión son a menudo terreno pantanoso donde demasiado a menudo la incultura musical -o simplemente la falta de costumbre del oído o la megainfluencia del 4/4 del pop-rock que hemos ido oyendo de pequeños- nos priva de un buen entendimiento. Y es entonces cuando se nos hace difícil, incomprensible y hermético, casi inalcanzable salvo para verdaderos aficionados a esos géneros... Alucinamos con lo que vemos y oímos, pero es demasiado... complicado.
Todo esto viene a cuento porque recomiendo a todo el mundo que eche un ojo o dos a un gran desconocido que debería ser mucho más admirado y reconocido: el gran -enorme- Carter Beauford.
Baterista de la Dave Matthews Band -una banda cuyo género pop-rock-fusión más bien suave y amable no es demasiado digerible para los gustos mainstream europeos-, su estilo se basa en algo tan sencillo como preciado: el feeling.
Deudor de algunos de los grandes -especialmente de Dennis Chambers, Billy Cobham, Tony Williams, por citar algunos-, consigue un marcado carácter propio dotando a las canciones del señor Matthews con auténticas lecciones bateriles. Para haceros una idea, es una especie de equivalente -pero bastante mejor- a la aportación rítmica que hace Gavin Harrison a Porcupine Tree (salvando las distancias). Equipa y mejora los temas de su jefe introduciendo matices y quiebros espeluznantes pero, ante todo, finos y elegantes. Y sin embargo, asustan...
Asusta ver con qué naturalidad ejecuta single rolls a toda pastilla en lugares insospechados, con semicorcheas y fusas en ternario, cómo rompe secuencias de hi-hat, cómo vuela su regordeta mano derecha por todos los toms en una especie de roll de toms roto y rapidísimo, mientras su izquierda controla el groove con el ride o el charles.
Porque otro espectáculo es contemplar su técnica de ejecución abierta, con dos rides a la izquierda, habiendo adquirido una ambidextralidad impresionante en un baterista diestro.
Y esa tranquilidad que impone y ese toque nunca pesado y siempre ligero. En fin, ya paro que parece que esté enamorado. Lo dicho, Carter Beauford, un baterista todo-terreno del cual podríamos aprender muchísimo, y que domina un montón de palos: pop, jazz, funk, rock, latin... y siempre sorprendiendo con trucos muy efectivos y bien pensados.
Me he visto obligado a escribir esto mientras contemplaba el DVD "Making Music", que grabó junto a su amigo el super-bajista Victor Wooten, un monstruo de las cuatro, cinco y seis cuerdas gordas. Impresionante, no se cortan un pelo a la hora de mostrar ensayos, errores, correcciones y coñas varias. Interesantísimo, hacedme caso, Carter Beauford merece que le echéis un vistazo. También están sus dos DVD's instructivos "Under the table and drumming I y II".