Primero de todo Valoración del concierto:
La idea de este post es intentar explicaros lo que vimos y vivimos los que ayer tuvimos el privilegio de asistir a la actuación de este mítico cuarteto de leyendas en el auditori de Barcelona, pero lo primero que habría que decir es que no existen palabras o expresiones que plasmen el increible viaje del que fuimos partícipes.
Porque sobre el escenario, Wayne Shorter, John Patitucci, Danilo Pérez y..., sobre todo en el contexto de este foro, Brian Blade realizaron una inmersión de nuestros sentidos en algún lugar que no petenece a este mundo.
La música que sacaron de sus entrañas era un música líquida, como el cauce de un río de curso irregular que a veces fluye plácidamente, quedamente por un valle y a veces cae, ensordecedor y furioso, por una vertiginosa cascada.
No había reglas, o no lo parecía a simple vista, solo un viaje íntimo a la sensibilidad de los espectadores, un viaje, abstracto y surrealista a veces, furioso e incontenido otras, quedo e intimista también..., imposible mantenerse indiferente.
Porque los que hacían esos músicos sobre el escenario no se aprende, no está en ningún libro, porque sencillamente no se puede escribir, era más un tema de concepto y energía que de técnica y teoría. Puro y duro.
Y centrándonos en Blade...
Brian Blade es único, pero con letras mayúsculas. He visto en directo a Dave Weckl, a Jeff Ballard, a Horacio "el negro" a Dafnis Prieto y todos me han dejado anonadado, pero Blade va más allá...
Con Blade no se puede hablar de una técnica impresionante, aunque la tiene, no se puede hablar de una independiencia insultante, aunque en lugar de extremidades tenga cuatro músicos trabajando para él. No se puede hablar de todo esto porque todo ello queda en segundo plano dando paso a una energía creativa y musical, por lo menos a mis ojos, nunca vista.
A ratos parecía que estuviera tocando con palillos chinos sobre un papel de fumar, haciendo unos rolls perfectos, a ratos (y esto de verdad que era impresionante) golpeaba la batería, levantandose del asiento, arrodillándose, saltando con una rabia y una fuerza infinita, como si le acabaran de decir que alguién ha matado a un ser querido, como si hubera pérdido todo lo que tiene y se desahogara con el instrumento. Pero todo ello dentro de un contexto y de una interacción con el resto de músicos, también de otro planeta, como si los cuatro supieran un secreto que nadie conoce y se estuvieran riendo de nosotros.
Porque, cuando hablaba de independiencia un poco más arriba, no me refería al rollo lang o algo por el estilo, Brian blade es diametralmente opuesto a la filosofía lang, es pura música e, increiblemente, cada una de sus extremidades es pura música, dentro del inefable, inexplicable, hipersensible y estraterrestre concepto musical de Shorter.
Impresionante.
La idea de este post es intentar explicaros lo que vimos y vivimos los que ayer tuvimos el privilegio de asistir a la actuación de este mítico cuarteto de leyendas en el auditori de Barcelona, pero lo primero que habría que decir es que no existen palabras o expresiones que plasmen el increible viaje del que fuimos partícipes.
Porque sobre el escenario, Wayne Shorter, John Patitucci, Danilo Pérez y..., sobre todo en el contexto de este foro, Brian Blade realizaron una inmersión de nuestros sentidos en algún lugar que no petenece a este mundo.
La música que sacaron de sus entrañas era un música líquida, como el cauce de un río de curso irregular que a veces fluye plácidamente, quedamente por un valle y a veces cae, ensordecedor y furioso, por una vertiginosa cascada.
No había reglas, o no lo parecía a simple vista, solo un viaje íntimo a la sensibilidad de los espectadores, un viaje, abstracto y surrealista a veces, furioso e incontenido otras, quedo e intimista también..., imposible mantenerse indiferente.
Porque los que hacían esos músicos sobre el escenario no se aprende, no está en ningún libro, porque sencillamente no se puede escribir, era más un tema de concepto y energía que de técnica y teoría. Puro y duro.
Y centrándonos en Blade...
Brian Blade es único, pero con letras mayúsculas. He visto en directo a Dave Weckl, a Jeff Ballard, a Horacio "el negro" a Dafnis Prieto y todos me han dejado anonadado, pero Blade va más allá...
Con Blade no se puede hablar de una técnica impresionante, aunque la tiene, no se puede hablar de una independiencia insultante, aunque en lugar de extremidades tenga cuatro músicos trabajando para él. No se puede hablar de todo esto porque todo ello queda en segundo plano dando paso a una energía creativa y musical, por lo menos a mis ojos, nunca vista.
A ratos parecía que estuviera tocando con palillos chinos sobre un papel de fumar, haciendo unos rolls perfectos, a ratos (y esto de verdad que era impresionante) golpeaba la batería, levantandose del asiento, arrodillándose, saltando con una rabia y una fuerza infinita, como si le acabaran de decir que alguién ha matado a un ser querido, como si hubera pérdido todo lo que tiene y se desahogara con el instrumento. Pero todo ello dentro de un contexto y de una interacción con el resto de músicos, también de otro planeta, como si los cuatro supieran un secreto que nadie conoce y se estuvieran riendo de nosotros.
Porque, cuando hablaba de independiencia un poco más arriba, no me refería al rollo lang o algo por el estilo, Brian blade es diametralmente opuesto a la filosofía lang, es pura música e, increiblemente, cada una de sus extremidades es pura música, dentro del inefable, inexplicable, hipersensible y estraterrestre concepto musical de Shorter.
Impresionante.